El Brandy de Jerez y el queso constituyen una armonía por excelencia que está cobrando cada vez más protagonismo, ya sea como aperitivo o como postre para alargar una buena sobremesa. Y es que el queso no sólo nos conquista por su sabor, sino que tiene una serie de virtudes que, según su tipología, conseguirán una fusión inmejorable con el Brandy de Jerez.

QUESOS DE PASTA BLANDA

Su textura tan cremosa y sensación grasa hace que sean perfectos parae envolver en boca la densidad alcohólica del Brandy de Jerez. Los quesos de larga maduración con bouquet desarrollado y quesos de cabra de ácido láctico, contienen las propiedades perfectas para repartirse en el paladar con el paso del destilado jerezano. La combinación estrella de este tipo de quesos la coronan los tipos más añejos, especialmente si proceden de envinados con Amontillado u Oloroso.

QUESOS DE PASTA PRENSADA

Uno de los maridajes más originales lo encontramos en estos quesos de sabor salado, que pueden ser más o menos intensos en función de lo curados que estén. En el caso de los menos curados, la joya de los maridajes se la llevan los envinados de Fino, Manzanilla y Amontillado, dándonos una combinación perfecta. En aquellos más viejos, un Brandy de Jerez Solera Gran Reserva con un envinado de Oloroso o Palo Cortado consigue realzar el picante del queso, destacando y potenciando su sabor.

En el caso de nuestro Manchego, el sabor tostado del queso, con su acidez y cremosidad, conjuga a la perfección con esas notas salinas y minerales a la vez que, con los toques de frutos secos, aportados por un Brandy de Jerez con un envinado de Amontillado.

QUESOS AZULES

Si en algo destaca el Brandy de Jerez en su maridaje con quesos es en la manera tan extraordinaria con la que equilibra el sabor de los azules, aquellos que despiertan tantas contraposiciones en cuanto a gustos. Si somos más precisos, la combinación ideal sería la de un Solera Gran Reserva envejecido en botas que han contenido Pedro Ximénez. Las notas más golosas de pasas, higos y regaliz suavizan y compensan los matices agudos, potentes y picantes del queso, ofreciendo una experiencia redonda. Si además añadimos unas pasas, puede ser el culmen perfecto.